EL AJUSTE NO ESTABILIZÓ LA ECONOMÍA

Julio 10, 2025 - 22:09
EL AJUSTE NO ESTABILIZÓ LA ECONOMÍA

El regreso del déficit fiscal, el aumento de la emisión y las obligaciones de deuda demuestran que el ajuste del Gobierno Nacional no logró estabilizar la economía, ésto podría generar nuevas tensiones inflacionarias, cambiarias y sociales.

Los últimos datos publicados por el Banco Central y estimaciones fiscales del Instituto Argentino de Análisis Fiscal confirman un giro preocupante en el rumbo económico de Argentina. En tan solo 30 días, el dinero líquido en manos del sector privado (M2 transaccional, que incluye billetes, monedas, cuentas corrientes y ciertos depósitos a la vista) creció un 11,6%. Este indicador refleja los medios de pago más usados en el día a día. Mientras tanto, los agregados más amplios también crecieron: M1 —que agrupa solo efectivo y cuentas corrientes, es decir, el dinero de disponibilidad inmediata— tuvo un incremento del 4,1%, y M3, que incorpora además depósitos a plazo fijo y otros activos líquidos como fondos del mercado monetario, aumentó un 5,3%. Esta expansión del dinero circulante ocurre justo cuando el déficit fiscal vuelve a aparecer en junio ($1.019.024 millones) tras una fuerte contracción del gasto público.

El esfuerzo social de los últimos meses bajo la lupa

Desde el inicio de la gestión, la actual administración nacional aplicó un plan de ajuste inédito en décadas: recorte de jubilaciones en términos reales, licuación de salarios, caída abrupta de transferencias a provincias y congelamiento de la obra pública. El discurso oficial planteaba que ese esfuerzo era necesario para alcanzar el equilibrio fiscal y estabilizar la economía.

Sin embargo, la reversión de la tendencia fiscal en junio y el crecimiento explosivo de la base monetaria ponen en duda el sentido de todo ese sacrificio.

¿De qué sirvió el ajuste si volvemos al déficit y a la emisión?

La deuda como condicionante del futuro

A esto se suma un factor estructural que agrava el panorama: el monto de deuda contraída por el Estado (tanto en pesos como en dólares) exigirá nuevos esfuerzos para ser afrontada. Muchos de esos compromisos se refinanciaron en condiciones que implican pagos crecientes a futuro, especialmente si las tasas no bajan o si el riesgo país no logra estabilizarse.

Es decir, el esfuerzo no terminó. Por el contrario, todo indica que será necesario un nuevo ajuste para poder pagar la deuda, lo que podría agravar aún más la recesión y prolongar la crisis social.

En otras palabras, se ajustó para estabilizar, pero ahora se debe ajustar aún más para sostener los compromisos asumidos, en un círculo vicioso que parece no tener salida.

Impacto en la economía real y familiar

Desde Ethos Consultora advertimos que este escenario confluye en un deterioro claro del poder adquisitivo y de la actividad económica: aumento de liquidez sin respaldo productivo (lo que genera más presión sobre el dólar) vuelve al déficit con emisión monetaria (una inflación que puede desatarse) y el pago de deuda futura requiere un ajuste permanente en el gasto público y más presión tributaria.

Para las familias, esto significa que los precios vuelven a subir, los salarios quedan por detrás de la inflación y ahorrar en pesos deja de ser una opción útil, porque el dinero pierde valor cada vez más rápido. En el corto plazo, también podría verse una nueva suba del tipo de cambio del dólar, con su correlato en góndolas, alquileres y tarifas.

Un esfuerzo social sin retorno visible

La política económica vuelve a caer en inconsistencias que ya conocemos: ajustar sin transformar, emitir sin respaldo, endeudarse para contener, pero sin capacidad de repago genuina.

La economía argentina está en una trampa de corto plazo: se ajusta para ordenar, pero luego se vuelve a emitir para sostener. Se toma deuda para contener el presente, pero esa deuda exige aún más ajuste a futuro.

El riesgo real es que todo el esfuerzo del ajuste haya sido solo un puente hacia más esfuerzo, sin resolver los problemas estructurales.

Lo que está en juego no es solo la estabilidad macroeconómica, sino la credibilidad de todo el plan económico y político de Milei. Y, sobre todo, la capacidad de la sociedad para seguir tolerando un sacrificio que, por ahora, no ofrece resultados sostenibles ni visibles.